Di lo que quieras
Ay, la luz que reflejan tus ojos,
ay, el viento al mecer tus cabellos.
Es un sueño, lo sé, aún empaño
el cristal de mis iris desnudos.
Me convence el susurro sosegado,
sublime sentencia sesgada,
siempre si, por la mañana,
se peina y no dice nada.
En silencio me mira y respondo
con desprecios de calibre mediano.
No se atreve a ceder a la palabra,
pues confiado está en su mirada
y sus manos y su sonrisa ancha.
Pero cierro la puerta a mi espalda,
porque el monte hoy parece aún más bello.
Di lo que quieras, farsante
a tu especie, no la quiero.